Entre informes sociales, advertencias de Función Pública y promesas de modernización, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane trató de ordenar años de contrataciones sin oposición. El resultado fue una plantilla indefinida y una Relación de Puestos que nació para justificar lo que nunca debió ocurrir.
Durante años, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane mantuvo un sistema de contratación pública que poco tenía de público. Personal de limpieza, auxiliares de geriatría y trabajadores sociales fueron incorporados sin oposición, amparados en informes de los Servicios Sociales que certificaban su situación económica. La intención era buena; el resultado, un laberinto administrativo y legal que aún hoy deja huella.
En noviembre de 2014, Función Pública intervino. Recordó al consistorio que el acceso al empleo público debía regirse por los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, y que los informes sociales no podían sustituir una convocatoria pública. Aquella advertencia obligó al gobierno local a reaccionar: se redactaron nuevas bases para convocar oposiciones y crear una lista de reserva.
Pero el intento de ordenar la situación acabó en un nuevo callejón sin salida. La cadena de contratos, muchos ya superiores al año, convirtió a los trabajadores en indefinidos no fijos por ley, impidiendo su despido y paralizando la incorporación de quienes sí habían aprobado las pruebas. En total, una treintena de empleados pasaron a formar parte de la plantilla indefinida sin haber pasado por un proceso selectivo abierto.
El tiempo pasó, y la solución llegó envuelta en un lenguaje técnico y optimista: la aprobación de la primera Relación de Puestos de Trabajo (RPT) del Ayuntamiento. La concejal de Recursos Humanos, Lorena Hernández Labrador, la presentó como un avance histórico que “permite estructurar al personal, regular funciones y ofrecer transparencia”. La alcaldesa, Noelia García Leal, la calificó de “documento vivo que moderniza la administración”.
Sin embargo, bajo las palabras de modernización y orden, persiste la herencia de los años de improvisación. Las plazas siguen ocupadas por personal sin oposición, las bolsas de empleo se abrieron y cerraron sin resolver el fondo del problema, y la transparencia prometida continúa siendo más un discurso que una práctica.
“El intento de limpiar la administración terminó dejando la suciedad debajo de la alfombra. Lo urgente venció a lo justo."
Vera Piedra, una voz libre desde La Palma

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